LA VIEJA ESCUELA DE FELISA MELGUIZO

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LA VIEJA ESCUELA DE FELISA MELGUIZO

#Entrevistas 01/01/2018

¿Qué recuerdas de tu pueblo?

Recuerdo que había un tranvía que unía Dúrcal con Granada a través de un puente. Pasaba por Alhendín, Otura, Armilla, Padul... Cerca de Dúrcal estaba Cónchar,Mondújar, Acequias...

¿A qué se dedicaba la gente?

Al campo. Mi padre era guarda jurado, y la verdad, nunca pasamos hambre.

¿A qué edad y por qué te viniste para Los Rosales?

Sería con 14 o 15 años, recién salida de la escuela, sobre 1949. Tenía un hermano que estaba casado aquí, y se venía para acá mi otro hermano, mi Serafín y mi Manuel. Eso motivó que nos viniéramos todos: mis padres, hermanas y yo. Nos alojamos en la calle Capitán Cortés, hoy Severo Ochoa, en cuya calle he vivido hasta hoy.

¿Desde que te viniste empezaste a trabajar?

Nos dedicábamos a bordar velos y mantillas, para un hombre cuyas señas vi en el periódico, de Sevilla. Luego estuve en la fábrica de los pimientos, que estaba más allá de la cooperativa (Cofrutex), junto al cortijo de Huesca. Allí unas lavaban los pimientos, otras le quitaban el culo y los ponían en barriles..También cogíamos algodón y trabajamos manillando tabaco. Allí, en un secadero, conocí a mi marido, que se dedicaba a colgar el tabaco para secarlo. Tendría unos 19 años. En  1959, con 23 años, me casé con él. Mi marido trabajaba en el campo, con los Moreno. También estuvo un tiempo en Francia. Era natural de  Tiena, también de Granada, cerca de Pinos Puente y Moclín. Como curiosidad me casé con él en el "casino", junto a la gasolinera, que entonces era iglesia provisional hasta que terminaran la parroquia de la Virgen de Fátima.

Aparte de estos trabajos, ejerciste una labor de ayudante de un maestro que había en el pueblo, Don Emilio.

Sí, Don Emilio, con la guerra, no pudo terminar la carrera, porque sería del lado perdedor. Él daba clases en los campos. Se vino aquí y se casó con Josefa, la hermana del padre de Paco Miguel (el fotógrafo) y puso una escuela particular, en la calle Manuel Barrales (hoy Juan Ramón Jiménez). Entonces solo estaba el colegio de los ferroviarios, en la estación, y la de la azucarera. Los hijos de los labradores no tenían escuela. Yo entré como ayudante de Don Emilio por la cantidad de niños que tenía, sobre unos 20, porque él conocía que yo leía muy bien, y es que entonces casi nadie sabía nadie leer. Cuando ya pusieron la escuela pública, donde hoy está el Centro Cívico Tomás y Valiente, ya casi no iban los niños a su escuela y me dediqué solo al campo.

Nos traes una foto en la que aparecen Don Emilio su mujer, tú y unas niñas vestidas de comunión.

Sí, de las niñas solo reconozco a Candeleria (La Rubi) que se casó con Antonio el pintor y vive en la calle Cristo de la Expiración.

¿Qué le explicabas a los niños y niñas en el colegio?

Hacían sumas, restas, leer y escribir, los ríos, las provincias y a rezar. Don Emilio no era mucho de rezar, pero lo tenía que enseñar para que hicieran la comunión.

¿Eres religiosa?

Sí. Yo creo en Dios y en todos los santos. Sé los pecados capitales, sé los sacramentos...Yo soy de las que como no me confiese no comulgo.

¿Cómo ves la sociedad de hoy en día?

Muy falsa. Por delante te dicen una cosa y por detrás otra.

¿Ha cambiado mucho respecto a cuanto tú eras joven?

En la juventud. Si yo iba a la velá de Tocina o donde fuera con mi novio, tenía que venir mi hermano conmigo. Ahora, y lo digo con conocimiento de causa, a los dos meses de estar hablando ya se quedan embarazadas. Yo no lo veo bien.

¿Y la juventud está más formada que antes?

Sí, pero a la mitad no les sirve de nada, saben mucho y no hay trabajo. Enfermeras que están en una tienda vendiendo zapatos...Hay muchas injusticias. No es de ley que los ministros cobren los que cobran y en mi casa entren 600 euros para tres personas. Quiero aprovechar para dar las gracias a Cáritas, que me ayuda mucho.