EMILIO GONZÁLEZ FERRÍN: MILENARIO DEL REINO DE SEVILLA

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EMILIO GONZÁLEZ FERRÍN: MILENARIO DEL REINO DE SEVILLA

#Entrevistas 01/03/2023

En enero de 2023 se presentaba en la Casa Pilatos de Sevilla el Milenario del Reino de Sevilla, cuyo primer acto sin embargo fue una conferencia a finales de 2022 en Tocina, a cargo de unos de los propulsores de esta celebración, Emilio González Ferrín. Este arabista que ha llegado a ser jurado del Premio Príncipe de Asturias y que ahora reside en nuestro municipio, es el propulsor de la celebración de los mil años del Reino de Sevilla. Sus teorías sobre la no conquista árabe de la península ibérica le ha creado muchos detractores.

Tocina como punto de partida de este milenario. ¿Es cierto que el primer rey de Sevilla era de Tocina?

Sin duda. En las crónicas árabes aparece que el abuelo de Almotamid, tercer rey de Sevilla, había creado el Reino desgajado de Córdoba y que provenía de la circunscripción de Tocina. Los cronistas clásicos desconfían siempre de las noticias árabes, y por eso está coja siempre nuestra historia.

Se celebra en 2023 mil años de aquel reino, cuyos límites territoriales excedían con creces los actuales de la provincia, ¿hasta el peñón de Gibraltar era sevillano? Cuéntenos un poco cuál llegó a ser su extensión geográfica; y aclárenos: ¿no desapareció el Reino de Sevilla con la División territorial de España en 1833?

En 1833 desaparece la denominación de Reino pero no el título de Rey de Sevilla, que hoy por hoy ostenta Felipe VI junto con otros treinta y tantos títulos. Sevilla perdió el mar, como suele decirse, pero no la historia de haber ocupado desde el actual Algarve portugués hasta Murcia. No es tan importante la historia de las conquistas y pérdidas territoriales como los logros de cuanto se hizo en nombre de un Reino que, anclado en las raíces árabes, se proyectó como puerta de América.

¿De quién surge la idea de celebrar este Milenario y qué esperáis conseguir con esta conmemoración?

Se me ocurrió en 2018 al clausurarse el llamado WOCMES (las “Olimpiadas” de los estudios orientales y mediterráneos, que se celebran cada cuatro años y conseguí que en esa ocasión se aceptase la candidatura sevillana). Un colega me enseñó la noticia del cronista almeriense Al-Udri: que el primero de los Abbadíes se proclamó rey de Sevilla el 2 de noviembre de 1023. Entendí, por el rechazo de la vieja guardia, que ese acontecimiento debía conmemorarse. No tendrá muchas alharacas, porque esa vieja guardia solo sabe de Castilla y Malta, pero nuestra historia es mucho más rica que cuanto se poda en nombre del centralismo.

Sus teorías sobre la islamización de la península son bastantes controvertidas. Usted parte de una premisa que me gustaría que explicase a través de una afirmación suya: “Sin conquista no hay reconquista”.

No hay documentación alguna sobre invasión de la península ibérica en 711. Tampoco hay islam hasta el año 800 en Oriente. El fundamento del mito conquistador es el que se inocula en la tradición nacional-católica para decir: “como nos conquistaron los moros, pues ahora debemos reconquistar”. Se ataca mi interpretación porque se deslegitima lo segundo: sin conquista previa… ¿a quién se expulsó en 1492? Pues a los de siempre, a los españoles que sobran a ojos de los esclusivistas (musulmanes, judíos, erasmistas, protestantes, republicanos, migrantes…).

Y afirma que nuestra historia como Pueblo proviene del mediterráneo, porque de allí arribaron todas las civilizaciones que fueron creando este “hojaldre de capas culturales” que es Andalucía. Más allá de la celebración puntual de la Expo 92, ¿no considera que se minusvalora la importancia de lo que nos vino del Atlántico para moldear nuestra cultura?  ¿Vive históricamente el peninsular con la obsesión de ser europeo anteponiéndolo al grueso de su legado cultural?

No creo que se minusvalore lo atlántico. En nuestros actos de conmemoración de las edades de Sevilla, el punto álgido será ese: el momento de máxima proyección de un Reino. La historia siempre suma; un origen árabe no quita un desarrollo español, europeo, americano… La España de las tres culturas no se basa en tres religiones sino en tres ámbitos: Mediterráneo, América y Europa. Mi inclusión de lo árabe originario solo enriquece, no recorta.

Los actos terroristas de yihadistas o la falta de igualdad de género y de libertades en general en países islámicos, siembran en la actualidad una animadversión por todo lo que suene a árabe (por muchos esfuerzos que haga el Rey Emérito). Pero los libros de Historia arrastran hasta la actualidad ese desprecio/olvido hacia 700 años de nuestra Historia, ¿intencionadamente o por falta de fuentes documentales?

Es intencionada la conexión: Aristóteles no tiene la culpa de la deuda externa de la Grecia actual, ni Ovidio tiene relación con la mafia siciliana, pero el facherío español solo percibe la identidad en términos verticales: “soy lo que era fulano antes que yo”. Esas identidades son asesinas, que diría Amin Maaluf. El rey poeta Almotamid proyecta una esencia cercana a García Lorca, no a Bin Laden. Hacer depender la cultura real con la estupidez de los comentaristas actuales es la clave de tantísima ignorancia.

Ya que hablamos de fuentes documentales, hablemos de dos leyendas cercanas a nuestro municipio. La primera: el origen mitológico de la bandera andaluza, en base a escritos (el Ajbar Mauchmua) sobre las andanzas de Abderraman I. ¿Piensa que estamos ante relatos fantasiosos para enaltecer al  primer califa Omeya?

Exactamente. Abderramán I no es más que la proyección literaria en árabe de la Eneida de Virgilio: el último de los reyes de Oriente -Eneas de Troya- que huye a África y fundará Roma. En la versión del Ajbar, un Omeya de Damasco. Son historias escritas posteriormente buscando legitimar dinastías. Es un invento griego, pasado por Roma y arabizado después. La prueba viva de una permanente conexión histórica y literaria.

Segunda leyenda: Tocina fue la antigua Oducia. Aquí, diferentes teorías contradictorias desde el siglo pasado: que si Oducia era una de las siete fillas de Lora del Río, que si era el portus romano en nuestro término (Fuente de El Mocho) ¿con cuál está más de acuerdo?

Ahí está más cerca de la verdad: cualquier tierra “oduciana” se leería en árabe “Al-Duchana”, de donde se acabaría produciendo “Tuchana”. Etimológicamente no hay duda de dónde viene Tocina: del árabe, y su modo de referirse a lo “oduciano”. Pero tampoco va a gustar esa interpretación, porque los historiadores locales no saben árabe, no valoran las fuentes árabes, y solo saben leer Tocina desde la Orden de Malta.

¿Y cómo este profesor universitario llega a vivir en nuestro municipio? ¿Por qué considera que vivir en nuestro pueblo es un chollo? ¿Hace vida social en la localidad?

Sí la hago, estoy encantado, y la razón fue la impresionante ecuación de Tocina: río y tren. Vivir a veinte minutos en tren de mi lugar de trabajo es un privilegio. Y pasear escuchando el crotoreo de las cigüeñas de San Vicente es un premio diario.

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